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Óscar Domínguez Palazón - Vida y Obra

LA TRAYECTORIA ARTÍSTICA 
Domínguez tuvo etapas diversas en su trayectoria artística, desarrollada, como se indicaba, esencialmente en París. 


La etapa surrealista (1929-1938) 

Hacia 1930
La influencia más marcada la recibe de Marx Ernst y Salvador Dalí. A este periodo corresponde Máquina de coser... Algunos de sus motivos ya los había utilizado Dalí, como la presencia del piano, el león o las figuras informes. Él aporta, sin embargo, aspectos propios del medio canario, tales son los terrenos volcánicos o el drago, así como las mariposas (en relación con las colecciones que su padre tenía). Los trabajos realizados entre 1933 y 1937 muestran un vocabulario formal que bebe de los propiamente dalinianos. Pero como indicaba el profesor Fernando Castro, Domínguez sólo adopta la manera de Dalí, pero no se apropia del contenido del lenguaje (1978, p. 45) 

Desde el punto de vista técnico, es indudable que apenas hay paralelos entre la obra del catalán y el nuestro, pues la habilidad en el dibujo que muestra Domínguez es más bien modesta. 

En 1934 inaugura una nueva técnica muy utilizada por el grupo surrealista, la decalcomanía. 

En la pintura de Domínguez hay determinados objetos recurrentes, tales son las latas de sardinas y los abrelatas, porrones, imperdibles, pianos, fonógrafos, despertadores, cerraduras, máquinas de fotos, bicicletas, máquinas de coser y escribir, revólveres... En el orden animal destacaron los toros, leones, caballos, gallos y mariposas. Entre los vegetales, el drago. 


Etapa cósmica (1938-1939) 

Sin abandonar los presupuestos surrealistas, pues son plasmaciones realizadas sin control de la conciencia, Domínguez realiza paisaje cósmicos que recrean formaciones volcánicas, erupciones lávicas, corrimientos de tierra. Algunas telas de etos momentos recuerdan la pintura de Ives Tanguy. 


La Guerra: etapa de las redes y las mujeres desmontables (1939-1942) 

En Marsella, durante la ocupación, en 1939
Los años que abarcan esta fase de la guerra mundial es bien parca, por lo que se trata de un período poco conocido. 

La etapa de las redes recibe este nombre por las composiciones apretadas en las que toda la tela parece estar cubierta por alambres de espino. Ejemplo de ello es El Bosque (1938) 

La faceta de las mujeres desmontables se caracteriza por el predominio de la figura femenina, frecuentemente con miembros extremadamente alargados, deformes, especialmente las manos. 


Etapa metafísica: el influjo de Chirico (1942-1943)

Esta etapa supone la primera exposición individual del artista (1943). Allí se exhibe una obra que recuerda a Chirico. Ahora aparecen objetos simbólicos incluidos en paisajes extraños, silenciosos, enigmáticos. Las formas son también distintas, pues muestra composiciones equilibradas, de preciso dibujo, anticipo de su etapa picassiana. Ejemplo de ello en Danse à Saint-Tropez (1942). 

Man Ray, Maud y Óscar Domínguez
París. 1945

Etapa Picassiana (1944-48) 

Domínguez había conocido a Picasso durante la guerra. Su obra muestra la admiración por el malagueño, como así lo indican la deformación y esquematización de la figura humana. El tinerfeño conserva, sin embargo, su sesgo personal. Es la época, además, de sus exposiciones en la antigua Checoslovaquia, país en que más muestra se hicieron de su obra, tras Francia. “Mujer peinándose” (1945) 


Etapa de esquematización o del “triple trazo” (1949-1953) 

Su pintura muestra un refinamiento de línea y color. Es la etapa de “los ateliers”, los talleres, pues el artista recrea el suyo con asiduidad. “Ninette llega a la puerta del país de las maravillas” (1952).


Etapa final (1954-1957) 

Este período supuso la vuelta a la decalcomanía, ahora utilizada con tela y óleo. “Composición” (1955-56). 

Una de sus últimas obras, realizada en 1957, es Le clown. El profesor Fernando Castro indicaba de ella que es una visión agria, despiadada y trágica en la cual autoironiza su propia deformación acromelágica y el papel de payaso que le estaba tocando interpretar, rodeado de un auditorio de snobs y pedantes. Esta obra revela el más absoluto desengaño de la vida y manifiesta la hondura de sus frustraciones y su inevitable insatisfacción. Es un anuncio de su próxima muerte (1978, p. 61). Ya en abril de 1956, tras un internamiento, comentaba en una carta a Maud y Eduardo Westerdhal: pueden estar seguros de que esta vez la cura ha sido radical. Después de pasar cinco semanas en el infierno, estoy completamente curado y completamente feliz (...). Mi decisión es irrevocable. He terminado con la vida mundana y todos los esnobard et imbéciles que me rodeaban (Catálogo, 1996, p. 305).

Vida y Obra Óscar Domínguez
Óscar Domínguez Palazón nació el 9 de enero de 1906 en La Laguna (Tenerife). Su padre, Antonio Domínguez de Mesa, poseía explotaciones agrícolas, en su mayoría bananeras, en el norte de la isla (Tacoronte, Guayonje y Tegueste). 

Su madre, María Palazón Riquelme, murió de fiebres puerperales menos de dos años después del nacimiento de Óscar. La pareja tenía ya dos hijas: Julia y Antonia. Domínguez contó a Marcel Jean y Arpad Mezei una hermosa historia donde la leyenda se confunde con la realidad. 

Nacido de la reconciliación de su padre y de su madre, unos años después de que ésta sobreviviera al veneno que su rival le había vertido en el café, Óscar se convirtió en auténtico objeto de culto. 

Antes de morir la madre hizo prometer que Óscar no lloraría jamás. “Mi padre lo juró. Y desde que tengo un año, cada vez que expresaba un deseo, o que esbozaba la más mínima mueca de disgusto, tenía a toda la casa a mis pies, dispuesta a satisfacer mis caprichos para evitar que derramase una sola lágrima”.

Hacia 1926 en Tenerife
Hasta los ocho años residió con su familia en La laguna, y pasaba los veranos en Tacoronte, en la casa del Calvario. Estudió en el Instituto de La Laguna. En 1926 realizó la primera pintura que conocemos, un Autorretrato con pipa, que lleva la firma de “Óscar”. En 1927 su padre lo envió a París para que se ocupara de sus negocios de exportación de fruta. 

Allí se reunió con su hermana Antonia y el marido de ésta, el pintor tinerfeño Álvaro Fariña, instalados en la capital francesa desde 1925, y también con su primo Juan Domínguez Abad. Óscar se presenta en París como un dandi y lleva una vida desordenada, frecuentando asiduamente los locales nocturnos de moda.

A principios de febrero de 1928 regresa a Tenerife para cumplir su servicio militar en el Regimiento de Artillería, y a finales de ese mismo año expone sus primeros cuadros en el Círculo de Bellas Artes, con la pintora francesa Lily Guett.

Durante su primer viaje a París,
en 1927
En 1929 regresa a París. En 1931 vuelve durante unos meses a Tenerife con motivo de la muerte de su padre, el 10 de septiembre, que deja a la familia en una situación económica bastante precaria. Su vida cambia entonces radicalmente. 
Privado en lo sucesivo de toda ayuda material, empieza a trabajar como diseñador publicitario, - oficio que ejerció con imaginación, facilidad y desgana - (Marcel jean). Realiza, entre otros, un diseño para la marca Krama (el mejor bombón de mantequilla) por encargo de la Oficina Internacional de
Publicidad y Edición, y un cartel para el Patronato de Turismo del Cabildo Insular de Tenerife. Su pintura también experimenta una transformación radical.

En 1932 presenta sus primeras telas surrealistas en la exposición anual del Círculo de bellas Artes de Tenerife, del 18 al 31 de diciembre, junto a Robert Gumbricht, Servando del Pilar, Álvaro Fariña, Pedro de Guezala, Francisco Borges y Francisco Bannin.

Domínguez con Roma en Tenerife en 1933
En 1933 viaja de nuevo a Tenerife con su amiga Roma, una pianista polaca de origen judío, fusilada por los nazis durante la Segunda guerra mundial. La Gaceta de Arte organiza su primera exposición individual en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, del 4 al 15 de mayo, una muestra que intranquilizó a la burguesía de las islas, como recuerda más tarde Domingo Pérez Minik.

Tres meses más tarde la Gaceta de Arte presenta algunos cuadros de Domínguez en el Círculo Mercantil de Las Plmas, junto con obras de Robert Gumbricht y Servando del Pilar, con motivo de la celebración del Primer Congresillo de las Juventudes, que tuvo lugar los días 5 y 6 de agosto. La exposición se clausuró el 20 de septiembre.

En ese mismo año, Óscar Domínguez ilustra la cubierta de Romanticismo y cuenta nueva, de Emeterio Gutiérrez Albelo, y el año siguiente la cubierta de Crimen, “Relato surrealista” de Agustín Espinosa, y la monografía de Eduardo Westerdahl dedicado a Willi Baumeister, dos obras publicadas por Gaceta de Arte.

En el número 28 de Gaceta de Arte, aparecido en julio de 1934, publica “Carta de París. Conversación con Salvador Dalí”. Es entonces cuando entra en contacto en París con el grupo surrealista. A partir de ese momento, y hasta el final de la década, colabora activamente en la vida del grupo. 

Entre los cuadros merecidamente famosos de ese año - pues corresponden a la toma de posesión por parte del artista de su universo personal - cabe destacar Le Chasseur, que representa una jaula en forma de mano con un pájaro prisionero en su interior, y una serie de extrañas construcciones: calefactores antropomorfos, rodillos compresores que se estrellan contra una rosa, máquinas infernales que llevan los efectos de la contradicción hasta el límite del absurdo y que están dominadas en todo momento por una voluntad de destrucción subyacente.

En 1935 Domínguez participa en la exposición International “Kunstsudstillin Kubisme-Surrealisme”, organizada en Copenhague por Vilhelm Bjerke-Petersen, del 15 al 28 de enero (Désir d`été, 1934; Papillon, perdus Dans la montagne, 1934), y más tarde del 13 al 31 de diciembre, en la exposición de dibujos surrealistas de la Galerie Aux Quatre chemins, en el boulevard Raspail de París, donde se presentan obras de Arp, Bellmer, Brauner, Chirico, Dalí y Picasso… 

Ese mismo año figura entre los signatarios del “Ciclo sistemático de conferencias sobre las posiciones más recientes del surrealismo”, que no logró pasar de su fase inicial por falta de medios financieros, y también firma el manifiesto “De los tiempos en los que los surrealistas tenían razón”, que relata la historia de la ruptura con el Partido Comunista. 

En una entrevista concedida el 21 de diciembre al diario Figaro, que lleva por título “El surrealismo en libertad. De la bofetada a la ruptura”, Breton denuncia que “El partido se ha negado a reconocer la producción pictórica del surrealismo y esto ha originado una fuente de conflictos permanente…” Crónica de domingo Pérez Minik en el número 36 de la Gaceta de Arte).

También gracias a su intervención se organiza la Exposición surrealista en el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, del 11 al 24 de mayo de 1935. La exposición comprende 76 obras de veinte artistas diferentes, entre los que Jiguan Arp, Brauner, Chirico, Ernst Magritte y Tanguy. Óscar Domínguez presenta aquí “Deseo de verano” y “Objeto magnético”.

André Breton redactó el prólogo del catálogo, donde retoma el texto de su conferencia “Situación surrealista del objeto/situación del objeto surrealista”, pero añade, sin embargo, el siguiente elogio del pintor canario:”…En estos últimos años nuestro amigo Óscar Domínguez ha introducido en el arte surrealista - en el que la gracia de Picasso, de Miró, de Dalí, no ha cesado nunca de hacer circular la más bella sangre española - el silbo ardiente y perfumado de las islas Canarias”.

Los meses de julio y agosto los pasa en Barcelona, en compañía de Marcel Jean, Remedios Varo y Esteban Francés. Recurren al juego de los “Cadáveres exquisitos”, introduciendo en él la técnica del fotomontaje: “A las sorpresas de la colaboración “a ciegas” se añadían los goces del collage. Recortábamos fotografías de personas, objetos y animales que encontrábamos en viejas revistas… las pegábamos en una hoja de papel y las pasábamos al siguiente colaborador”.
Óscar Domínguez en la Exposición
de Arte Contemporáneo, 
en el
Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz
de Tenerife, 
junio de 1935
Desde Barcelona Domínguez escribió a Georges Hugnet: “ Paso el tiempo con una mujer y un tipo que pintan cuadros bastante buenos, y experimentamos con los cadáveres exquisitos… Espero tus noticias para empezar tu aguafuerte, porque temo que de lo contrario pudiera resultar demasiado grande o demasiado pequeño. 

Miró y Dalí se han ido al campo. Aparte de esta mujer y este tipo, que son elementos muy interesantes, no hay nadie aquí. Acabo de empezar a trabajar en serio para la exposición y espero hacer cosas bonitas. Los objetos los haré en París, por la dificultad del transporte…” (Carta inédita). El aguafuerte en cuestión acompañará el año siguiente al libro de Georges Hugnet, La Hampe de lìmaginaire, Ediciones G.L.M., duodécima cuaderno de la colección Repéres.

Primeros objetos surrealistas de Domínguez: Ouverture, Pérégrinations de Georges Hugnet, L`Arrivée de Belle Époque o Voyage a l`infini, Le Tireur o La Conversion de l`energie. En este terreno destaca como un espíritu fértil en hallazgos.

En 1936 participa en la Exposición surrealista de ojetos, elebrada del 22 al 29 de mayo en la Galerie Charles Ratton de París. Allí presenta: Le Tireur, Pérégrinations de Georges Hugnet, Exacte sensibilicé, Spectre du silicium, conversión de la force y Arrivée de la Belle Époque.

En mayo, tras convalecer de una enfermedad, regresa a Tenerife (este será su último viaje a las islas), donde participa en la Exposición de arte contemporáneo que tuvo lugar del 10 al 20 de junio en el Circulo de bellas Artes, organizada por la Gaceta de Arte en colaboración con la asociación ADLAN. Presenta, entonces, Máquina de coser electrosexual, Recuerdo de mi isla, Cueva de Guanches, Tengo razón, Mariposas perdidas en la montaña y cuatro dibujos. 

El cátalogo, prologado por Eduardo Westerdahl, señala también la presentación de siete “objetos surrealistas”, entre los que figuran El encuentro de materias exactas y Fin de un día sin aventuras, de Óscar Domínguez, junto a objetos de Pedro García Cabrera, Luis Ortiz Rosales, Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl. Esta es sin duda la “Esposición de Objetos Surrealistas” que menciona Domingo Pérez, Minik en su Facción española surrealista de Tenerife, que al parecer inspiró la creación insultante, por sus contenidos eróticos, los títulos delirantes, las cosas concretas presentadas, vecinillas, sexos, relatos sacrílegos, magia en acción, insultos a todas las convenciones establecidas, políticas, religiosas y sociales, a través de las representaciones plásticas, los cachivaches más inverosímiles, paranoia”. 

En la clausura de la exposición, el 20 de junio, Domínguez pronunció una conferencia en la que evoca “la significación del objeto surrealista”, los trabajos de Giacometti, y explica una de las leyendas de uno de sus cuadros que más expectación había causado en los visitantes de la exposición. Al llegar a este punto se advierten protestas en la sala, que son sofocados por el mismo público, quien prorrumpió en un largo aplauso al obtener del propio Domínguez la explicación del cuadro. Seguidamente continúa la conferencia en tono delirante.

Tras el alzamiento militar de Franco, el 18 de julio de 1936, Domínguez encuentra refugio en casa de su hermana Julia, en el Puerto de la Cruz. El 13 de agosto escribe a Marcel Jean: “… pensaba estar de vuelta en París el 22 de julio, pero justo un día antes de mi partida estalla la revolución en España. 

Ahora espero a ver cómo evolucionan los acontecimientos con la intención de partir a París en cuanto se presente la ocasíon. No puedo escribirte nada, ahora es imposible escribir. Me limito a decirte que estoy bien jodido. Espero verte pronto…”. 

Regresa a París en septiembre

Domínguez con André Breton delante
de la puerta de 
la Galería Gradiva,
obra de Duchamp, en 1937
Ese mismo año participa en otras dos exposiciones colectivas: The Internagtional Surrealist Exhibition, New Burlington Galleries, Londres, organizada por Roland Penrose del 11 de junio al 4 de julio (The Sportsman, The Lock, Transparent Room, Suprising Phenomena on a White Ground); y Fantastic Art, Dada, Surrealism, organizada por Alfred H. Barr en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, de diciembre a enero de 1937 (Pérégrination de Georges Hugnet y Décalcomanie).

Sus primeras decalcomanías sin objeto preconcebido o decalcomanías del deseo son presentadas en junio de 1936 por André Breton en el número 8 de la revista Minotaure. Con esta técnica realiza, a partir de 1936, un gran número de imágenes notablemente variadas. En colaboración con Marcel Jean produce una serie de decalcomanías de interpretación premeditada, donde el empleo de máscaras y plantillas controla los efectos del azar. En ellas, a diferencia de las primeras decalcomanías sin objeto preconcebido, la mancha retocada, modelada por el artista, despierta asociaciones determinadas, que no dejan espacio para la imaginación del espectador, que no le permiten inspirarse en una estructura informal y abierta. 

Domínguez realizó una plantilla en forma de león en el momento del ataque. Junto a Marcel Jean realizaron diversas combinaciones de decalcomanías-plantilla: “El sol y el viento, la aurora y las nubes, el león y la ventana”.

La más famosa de las decalcomanías de Domínguez es sin lugar a dudas el “León-Bicicleta: En un solo ser, el sol y el viento, la luz y el viaje; bajo el signo del humor, el rey del desierto se transforma en velocípedo”.

En 1937 Domínguez se instala en su estudio del Boulevard Montparnasse 83. Allí realiza diversos muebles surrealistas, entre los que destaca una gran mesa en forma de piano de cola y La brouette capitonée, un cómodo sillón obtenido tras cubrir con satén rojo el interior de una carretilla, en el que Man Ray fotografió a un maniquí vestido con un traje de noche de Lucien Lelong.

En 1938 participa en la “Exposition internationale du surréalisme”, organizada por Breton y Eluard en la Galerie des Beaux-Arts de París, del 7 de enero a finales de febrero.

1939
En los meses que preceden a la Segunda guerra mundial, su pintura evoluciona hacia una suerte de cristalización. Nos sitúa ante un espacio asombrosamente estructurado, que conserva sin embargo toda la espontaneidad propia del automatismo “gestual”. 

Los signos de aridez se multiplican: redes angulosas, armaduras proliferantes que finalmente ocupan todo el espacio del lienzo, como si la angustia de la catástrofe se hubiese apoderado de su pintura como si ésta manifestarse el presentimiento de los acontecimientos que se disponían a sumir el mundo en el caos. 

Al comienzo de la guerra Domínguez pasa algún tiempo en Perpignan, en compañía de Jacques Hérold, Victor Brauner y Remedios Varo, pero como el lugar no era seguro se trasladan a Marsella y esperan, junto con Breton y muchos otros, un visado para salir de Francia. Durante esta larga espera, reunidos en el castillo “Air-Bel”, bajo los auspicios del Comité Estadounidense de ayuda a los intelectuales, se disponen a inventar un nuevo juego de cartas en el que los cuatro colores básicos son sustituidos por emblemas de las principales preocupaciones: 

- El Amor (Llama)
- El Sueño (Estrella negra)
- La Revolución (Rueda y sangre)
- El Conocimiento (Sierra)

La jerarquía, a partir del As, está formada por el Genio, la Sirena, el Mago, etc. Domínguez diseña la carta Freud, sabio del sueño (valet de picas). En enero-febrero de 1940 participa en la Exposición internacional del surrealismo, en la Galería de Arte Mexicano, organizada por Wolfgang Paalen y César Moro. Ilustra la cubierta de I`humour noir, de André Breton.

A partir de 1942 se instala en el número 23 de la Rue Campagne Premiére, en un estudio que anteriormente había pertenecido a César González-Ruano. “Era un bonito estudio cuyos ventanales daban al Passage d`Enfer, que tanto gustaba a Rimbaud. 

Se lo dejé en 1942, aunque Óscar no abandonó nunca, por supuesto, otro estudio medio secreto, pobrísimo pero de gran historia, en el mismo Boulevard Montparnasse. Se refugiaba a veces días enteros sin que nadie supiera dónde estaba. Allí tenía el gramófono humano, alguna máscara negra y mucho polvo.”

A partir de 1940, y durante los años siguientes. Sus cuadros presentan extrañas deformaciones, sobre todo en los desnudos femeninos alargados y con cabezas minúsculas en forma de cuernos o cuchillas, y en la exagerada longitud de los miembros, como los pies y las manos de los que emergen pezones y senos (Cálculo 1941 -1942; Mujer sobre un canapé, 1942; La Main passe, 1942).

En 1943 recupera algunos de los elementos figurativos de su mundo obsesivo: un reloj de arena, un reloj de sol, un tintero y una caja llena de mariposas clavadas con alfileres en Le plus clair du temps; una máquina de coser en Beau comme y La Couturiére; un revólver en Le fin du voyage…. Jamás el hálito metafísico se ha mostrado tan activo en la obra de Domínguez, pero no conserva ni las musas inquietantes, ni los maniquís, ni las arcadas que llenan de hechizo los misteriosos paisajes urbanos de su antecesor. 

Del 1 al 14 de diciembre de 1943 presenta en la galería de Louis Carré su primera exposición individual en París.

En octubre de 1944 participa en el Salon d`Automne, donde se ofrece un gran homenaje a Picasso, símbolo de la “pintura liberada”, convertido en el artista moderno más conocido: un “monstruo sagrado” del que se adueñan todas las revistas. 

Para Domínguez la posguerra inmediata es sin embargo, como señala Fernando Castro, “uno de los períodos más equilibrados de su vida. Su arte refleja claramente la estabilidad y el optimismo con que empezó a vivir después de la guerra”. En pocos años realiza varias exposiciones individuales y colabora con revistas de moda. 

Viaja a Alemania como autor de los decorados y el vestuario de la obra de Jean Paul Sartre “Las Moscas”, en la primera gira de la compañía. Y también participa en todas las exposiciones de los “Españoles de París” que tienen lugar en Europa.

En 1946 viaja a Checoslovaquia con motivo de la exposición celebrada en la Sala Mánes de Praga, Arte de la España republicana.

El éxito es extraordinario: las primeras semanas visitan la exposición más de 10.000 personas al día, cifra que, según los diarios, no es nada común en la época. La obra de Domínguez despierta especial interés, lo que explica la invitación a exponer individualmente durante los tres años posteriores en las ciudades de Olomouc, Bratislava y Praga. La prensa le dedica varios artículos.

Después de la guerra Domínguez se aleja del surrealismo. Sigue fiel a su amistad con Paul Eluard hasta la muerte del poeta, en 1952, “que Domínguez siente como un vacío que el tiempo no podrá colmar”.

En 1948 exposiciones individuales en la Galerie Breteau de París, y en la Sala Mánes de Praga, en el mes de diciembre. Ese mismo año obtiene la nacionalidad francesa.

1950
Romance con Nadine Effront, a la que conoce en Bruselas, y separación de Maud. En una carta a Eduardo Westerdahl, con fecha del 19 de marzo, Domínguez hace alusión a esta ruptura: “… Voy a divorciarme, pues Maud, a pesar de ser siempre mi mejor amiga, no ha podido aceptar que yo esté locamente enamorado de otra: Es una mujer que conocí en Bruxelles en el último viaje. 

Se trata de una mujer de mi edad, admirable de inteligencia y erotismo y que me ha vuelto loco. Es una de las mujeres más ricas de París, pero esto no me interesa mucho, es su cuerpo y su talento. Con todo esto he renunciado a mi exposición en Venecia, pues no tengo suficientes cosas para hacer dos exposiciones en tan poco tiempo…”

En 1952, romance con la vizcondesa de Noailles, que introduce al pintor en la alta sociedad parisina. Participa en la “Exposition de peinture surréaliste en Europe”, organizada por el pintor Edgard Jené en el Museo de Sarebruck.

En 1953, exposiciones individuales de cartones de tapices en la Galerie La Demeure de París. Del 5 de julio al 31 de agosto participa en la exposición Art fantastique, en la Kunsthalle de Ostende. En una carta a Eduardo Westerdahl escribe: “Condoy ha muerto en España. 

Un cáncer en el pulmón. Eluard ha muerto también. Todo el mundo se muere. Pero este ño ha sido una cosa terrible, he perdido más de diez amigos que quería profundamente”. Y meses más tarde: “Te escribo después de haber estado muy enfermo, crisis del espíritu que me llevó a la locura durante 48 horas”. (Carta con fecha del 16 de enero de 1954). Comienzan para él años muy difíciles.

En junio de 1954, exposición individual en la Galerie Drouant-David de París. Carta a Eduardo Westerdahl: “Hace tres días que se inauguró mi Expo. Con un éxito en todos los sentidos. La Galería Drouant-David es una de las más grandes de París y estaba completamente repleta, unas 600 personas de todo lo más brillante de París, Literatura, Cine, gran muno, etc… 

El Estado me ha compado un cuadro grande que lleva por título “Tenerife”. Ya ves, he logrado poner a nuestra Isla en pleo contro de París. La crítica muy buena y la venta general hasta ayer excelente, pues he vendido unos 8 cuadros, los más grandes.”

En 1957, exposición individual en la Galerie Rive Gauche de París, la última de su vida. Se suicida la noche de Año Nuevo, noche en que había sido invitado a casa de su amiga Ninette en compañía de Man Ray, Patrick Waldberg, Félix Labisse y Max Ernst. Fue enterrado el 3 de enero de 1958 en el Pantheon des Noailles del cementerio de Montparnasse. 

A su sepelio asistieron Man Ray, Dora Maar, Félix Labisse, Max Ernst y Patrick Waldberg, que dejó el siguiente testimonio: “Fue conducido hasta su tumba del cementerio de Montparnasse como un príncipe, acompañado por una multitud desolada y heterogénea de artistas y poetas, propietarios de castillos y camareros, estufistas, prostitutas de esquina y hasta el barrendero de su calle. Dato sintomático, ni rastro, en medio de esta congregación, de ningún representante oficial de los museos”.

Del 11 de mayo al 1 de junio de 1958 se le rindió un homenaje, presidido por Patrick Waldberg, en el Museo de Arte Moderno de París.
Fuente información: Libro “Oscar Domínguez 1926 Antológica 1957”. Cronología, Emmanuel Guigon.
Fuente: El Portal de la pintura. Punto de encuentro de los pintores kathrinpeters.com



Oscar Dominguez
Oscar Dominguez
Con Viñes y Clavé en Montparnasse, 1950. Foto E. Westerdahl
Con Marie Laure de Noailles hacia 1953
Oscar Dominguez
Oscar Dominguez
Conduciendo el coche de Marie Laure de
Noailles, 1955. Foto E. Westerdahl
Invitación a la inauguración de la exposición en
la galería Drouant-David, París, junio de 1954
Oscar Dominguez
Oscar Dominguez
Domínguez en el parque del Castillo
de Hyêres en 1957
Óscar Domínguez en 1957
Ver también Resumido:

Óscar Domínguez Palazón - La Laguna Tenerife (1906 - 1957) Arte

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