En julio de 1913 llegaría Maurice Poumet al Puerto de la Cruz para participar en las Fiestas del Gran Poder de Dios. En esta ocasión, el público superó los 3.000 asistentes y hubo que establecer un servicio especial de automóviles y de vapores para los desplazamientos.
El día 20 el aviador despegó desde en el Barranco de San Felipe con su Morane-Borel-Saulnier, aparato singular del que sólo se construyeron quince modelos. Poumet realizó ese día dos vuelos. El primero fue de sólo ocho minutos, pero en el segundo efectuó varias maniobras para admiración del público durante 20 minutos, aterrizando después sin contratiempos entre el clamor de los presentes.
Al día siguiente, volvió a despegar deleitando 25 minutos a los espectadores. En ella, se elevó hasta los 2.000 m. y efectuó un recorrido sobre Icod y La Orotava. Las exhibiciones de Poumet, a diferencia de la de Garnier en Tenerife, transcurrieron sin incidentes que lamentar.
Al día siguiente, volvió a despegar deleitando 25 minutos a los espectadores. En ella, se elevó hasta los 2.000 m. y efectuó un recorrido sobre Icod y La Orotava. Las exhibiciones de Poumet, a diferencia de la de Garnier en Tenerife, transcurrieron sin incidentes que lamentar.