Segundo jardín botánico de España
El Jardín de Aclimatación de la Orotava se crea por Real Orden de Carlos III de 17 de agosto de 1788, como consecuencia de la necesidad de aclimatar especies procedentes de los trópicos en un lugar del territorio español con la climatología apropiada.
Las gestiones realizadas por D. Alonso de Nava y Grimón, VI Marqués de Villanueva del Prado, tuvieron importancia capital tanto para la toma de decisiones relativas a si creación como para la consolidación y desarrollo del Jardín en su primera etapa. En el año 1790 se redacta el proyecto del arquitecto lagunero Nicolás Eduardo, y es en 1792 cuando comienzan las nuevas plantaciones.
El naturalista francés P. Ledrú, que visita la isla a finales del siglo XVIII, realiza el primer catálogo de especies cultivadas en el Jardín y propone la ordenación sistemática de sus colecciones basada en la clasificación linneana de 1753.
A partir de 1832, año en que muere D. Alonso de Nava, su fundador y primer director, el Jardín depende de varios organismos hasta que en 1983 se transfiere a la Comunidad Autónoma de Canarias donde figura como Sección adscrita al Instituto Canario de Investigaciones Agrarias de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.
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(amplia información desde sus inicios)
Desde los comienzos de su puesta en marcha, el jardín se convirtió en un punto de atracción para todos aquellos visitantes que por diversas razones, comerciales, científicas o “turísticas” se acercaban a la Isla, y sus testimonios nos ayudan, en muchos casos, a comprender su paradójica historia. El papel que el Jardín Botánico ha jugado, en el mundo de la cultura canaria ha sido importante, bien como testigo mudo y lugar de paso de ilustres visitantes desde fines del s. XVIII o como protagonista en la investigación agraria y botánica, así como diversas actividades de la vida pública...
Desde los comienzos de su puesta en marcha, el jardín se convirtió en un punto de atracción para todos aquellos visitantes que por diversas razones, comerciales, científicas o “turísticas” se acercaban a la Isla, y sus testimonios nos ayudan, en muchos casos, a comprender su paradójica historia. El papel que el Jardín Botánico ha jugado, en el mundo de la cultura canaria ha sido importante, bien como testigo mudo y lugar de paso de ilustres visitantes desde fines del s. XVIII o como protagonista en la investigación agraria y botánica, así como diversas actividades de la vida pública...