Los antiguos habitantes de Canarias eran un pueblo entroncado con los antiguos bereberes del norte de África. Hasta mediados del siglo XX, algunos investigadores defendieron una teoría que vincula a las poblaciones bereberes con los germánicos; sin embargo, esta teoría es rechazada actualmente por historiadores y antropólogos.
En cuanto al poblamiento de las islas, las teorías más aceptadas en la actualidad son aquellas que defienden que estas poblaciones fueron traídas o bien por los fenicios o bien por los romanos. Otra hipótesis indica que existieron sucesivas oleadas migratorias producidas primero por la desertización progresiva del desierto del Sáhara y después por la presión del Imperio romano sobre el norte de África. Además, tanto el tipo humano como las raíces lingüísticas apuntan a una casi segura procedencia bereber.
En todas las Canarias existen topónimos de clara ascendencia bereber o tamazight (Tegueste, Tinajo, Tamaraceite o Teseguite). Las principales actividades económicas de estas poblaciones eran el pastoreo, la agricultura, la recolección de frutos y bayas y el marisqueo en las costas.
Los Campos Elíseos - Historia de Canarias (03-52)
Conocimiento de Canarias por parte de los europeos |
Es difícil separar los relatos de los mitos oceánicos de la antigüedad y las referencias directas a las Islas. En la Antigüedad Clásica el Atlántico era el límite del mundo conocido y los relatos míticos sobre los Campos Elíseos o el Jardín de las Hespérides se mezclan con los conocimientos geográficos de la época. Las citas más antiguas son dudosas y probablemente hacían referencia a distintos puntos del Mediterráneo occidental y de la costa atlántica norteafricana.
Las islas Canarias aparecen ya citadas en textos romanos (Plinio el Viejo), si bien posiblemente ya fueran visitadas por los fenicios en busca del garum y tintes rojos vegetales como la orchilla (aunque algunos historiadores rechazan esta teoría). Posiblemente, las islas fueron descubiertas por primera vez por el explorador cartaginés Hannón el navegante en su “Periplus”, el primer viaje de circunvalación africano, en el año 570 a.C.
El primer documento escrito con una referencia directa a Canarias se debe a Plinio el Viejo, que cita el viaje del Rey Juba II de Mauritania a las islas en el 40 a.C, y se refiere a ellas por primera vez como Islas de los Afortunados (Fortunatae Insulae). En este documento también aparece por primera vez el término Canaria utilizado probablemente para hacer referencia a la isla de Gran Canaria. De acuerdo con Plinio, este nombre le fue dado a la isla en memoria de dos grandes mastines que los enviados de Juba capturaron allí y llevaron posteriormente a Mauritania (el actual Marruecos), y que aparecen representados a ambos lados del actual escudo de Canarias.
Esta historia, no obstante, tiene algunos visos de no ser exacta, entre otras cosas porque se sabe que a la llegada de los castellanos y otros navegantes europeos posteriores, las razas de perro nativas del archipiélago eran de pequeño tamaño, al igual que las cabras de los guanches. Actualmente algunas teorías lo relacionan con el etnónimo norteafricano (Canarii), grupo bereber que se ubicaba en la zona noroccidental africana.
De hecho el propio Plinio menciona en otro texto a los "Canarii", y si bien de nuevo vuelve a relacionar este término con los perros. El historiador José Juan Jiménez defiende que el término Canarii alude a la existencia de lobos marinos.
El primer documento escrito con una referencia directa a Canarias se debe a Plinio el Viejo, que cita el viaje del Rey Juba II de Mauritania a las islas en el 40 a.C, y se refiere a ellas por primera vez como Islas de los Afortunados (Fortunatae Insulae). En este documento también aparece por primera vez el término Canaria utilizado probablemente para hacer referencia a la isla de Gran Canaria. De acuerdo con Plinio, este nombre le fue dado a la isla en memoria de dos grandes mastines que los enviados de Juba capturaron allí y llevaron posteriormente a Mauritania (el actual Marruecos), y que aparecen representados a ambos lados del actual escudo de Canarias.
Esta historia, no obstante, tiene algunos visos de no ser exacta, entre otras cosas porque se sabe que a la llegada de los castellanos y otros navegantes europeos posteriores, las razas de perro nativas del archipiélago eran de pequeño tamaño, al igual que las cabras de los guanches. Actualmente algunas teorías lo relacionan con el etnónimo norteafricano (Canarii), grupo bereber que se ubicaba en la zona noroccidental africana.
De hecho el propio Plinio menciona en otro texto a los "Canarii", y si bien de nuevo vuelve a relacionar este término con los perros. El historiador José Juan Jiménez defiende que el término Canarii alude a la existencia de lobos marinos.
El geógrafo hispanorromano Pomponio Mela las situó por primera vez con exactitud en un mapa, y Plutarco fue informado por el general Sertorio de la existencia de las islas, a las que este último pensó en retirarse desde España por sus problemas políticos.
Durante mil años, entre los siglos IV y XIV, las islas parecen desaparecer de la historia. El único testimonio documental de esta época, muy dudoso, es el famoso viaje de San Borondón, cuya leyenda se extendió durante siglos por la Europa cristiana. Durante la Edad Media fueron visitadas por los árabes. En el siglo XIV se produce el redescubrimiento de las islas. Se produjeron numerosas visitas de mallorquines, portugueses y genoveses. Lancelloto Malocello se instala en la isla de Lanzarote en 1312.
Los mallorquines establecieron una misión en las islas con un obispado, que permaneció desde 1350 hasta 1400, y del cual proceden algunas imágenes y tallas de vírgenes que actualmente son veneradas en las islas y que anteriormente lo fueron por los guanches.
Durante los siguientes 50 años, con el permiso papal y el apoyo de la corona castellana, se organizan varias expediciones en busca de esclavos, pieles y tintes. Juan I de Castilla participa en el lucrativo comercio de esclavos con Canarias.
Durante mil años, entre los siglos IV y XIV, las islas parecen desaparecer de la historia. El único testimonio documental de esta época, muy dudoso, es el famoso viaje de San Borondón, cuya leyenda se extendió durante siglos por la Europa cristiana. Durante la Edad Media fueron visitadas por los árabes. En el siglo XIV se produce el redescubrimiento de las islas. Se produjeron numerosas visitas de mallorquines, portugueses y genoveses. Lancelloto Malocello se instala en la isla de Lanzarote en 1312.
La Atlántida y San Borondón - Historia de Canarias (04-52)
Los mallorquines establecieron una misión en las islas con un obispado, que permaneció desde 1350 hasta 1400, y del cual proceden algunas imágenes y tallas de vírgenes que actualmente son veneradas en las islas y que anteriormente lo fueron por los guanches.
Durante los siguientes 50 años, con el permiso papal y el apoyo de la corona castellana, se organizan varias expediciones en busca de esclavos, pieles y tintes. Juan I de Castilla participa en el lucrativo comercio de esclavos con Canarias.