POETA DRAMATURGO Y GRAMÁTICO

La literatura religiosa tiene un papel fundamental en la vida de Anchieta. Su poema más importante y también el más divulgado es el dedicado a la Virgen María y que se conoce como “Poema a la Virgen ”. Se trata de una obra lírica de gran belleza, un canto a María motivado por la gran devoción que le profesaba. Pero, además, el poema tiene un carácter autobiográfico, ya que se cree que fue el fruto de una promesa a la Virgen en una dura experiencia en la que los indios tomoyos lo tomaron por rehén y ésta lo salvó de una muerte segura. Sin duda, esta obra situa a Anchieta entre los autores más relevantes de la literatura mística de todos los tiempos. Finalmente, de su obra religiosa escrita en latín cabe destacar los Poemas a la Virgen María , Mártires y Santos.

Poeta, prosista y lingüista (creador de la primera gramática en lengua indígena, el tupí), este misionero jesuita, fundador de la ciudad brasileña de São Paulo, dedicó su vida a la formación humana y cristiana de los indígenas de Brasil y está considerado como el primer poeta, el primer humanista, el primer dramaturgo y el primer gramático del país sudamericano, es decir, está considerado como uno de los principales iniciadores de la cultura brasileña.
Nace en la localidad tinerfeña de La Laguna un 19 de marzo de 1534. Cuando contaba con catorce años es enviado a Coimbra, donde aprovecha sus innatas cualidades intelectuales para beneficiarse de la excelente formación que recibió en la ciudad portuguesa, conviertiéndose, con el tiempo, en un gran humanista.
Su vocación religiosa le lleva a ingresar en la Compañía de Jesús cuando tan sólo contaba con diecisiete años. Por tanto, cinco años después de su llegada a Coimbra y sin haber finalizado su formación académica, parte hacia Brasil como misionero.
En 1554 toma parte en la fundación de la aldeia misional de Piratininga. Allí se inauguró un humilde colegio que fue el origen de la actual ciudad de São Paulo. A lo largo de su vida ocupó importantes cargos eclesiásticos como Superior de las comunidades de San Vicente y de San Pablo o Provincial de todas las misiones brasileñas.
A lo largo de su vida realizó una extraordinaria labor docente entre los indígenas brasileños y fundó la Casa de la Misericordia , obra de asistencia social y médica representada en todo Brasil. El 9 de junio de 1597 José de Anchieta murió en olor de santidad en la aldea misional de Reritiva y casi cuatro siglos después, en 1980 fue declarado Beato. En Brasil se le considera fundador de la nación y de la Iglesia local, al mismo tiempo que patrono nacional.
Para abordar la obra literaria de Anchieta es necesario explicar la gran trascendencia que tuvo su profundo conocimiento de la lengua autóctona y su extraordinaria labor de descripción y normalización de la lengua tupí. El resultado fue su gran obra Arte de gramatica de lingoa mais usada na costa do Brasil (1595), la primera codificación y descripción de una lengua hablada perteneciente a uno de los grupos lingüísticos más importantes de América del Sur.

Por otro lado, a Anchieta se le atribuye la creación y traducción de tres Catecismos, orientados a la evangelización de los indios, así como una serie de textos que han tenido una gran importancia para el conocimiento posterior de la historia de Brasil (muchos de ellos recogidos por el historiador brasileño Hélio Abranches) como, entre otros, Breve información de Brasil –síntesis muy objetiva sobre la realidad política, económica, social y religiosa a que había llegado Brasil cincuenta años después de su colonización por los portugueses–, Información de los matrimonios de los indios –aborda temas relacionados con el casamiento, la organización familiar, etc,. de los indígenas–, Catálogos –documentos de gran interés para la historia de la Compañía de Jesús en Brasil– y Profesión religiosa de Anchieta –fórmula autógrafa escrita en latín y realizada con ocasión de pronunciar sus votos últimos de profeso religioso de la Compañía , veintiséis años después de su ingreso como novicio–.
En cuanto a la obra poética en latín de José de Anchieta, el poema De Gestis Mendi de Saa es una epopeya escrita para cantar los hechos llevados a cabo por el tercer gobernador de Brasil, Mendo de Saa. Se trata de una obra compuesta por tres Libros y una dedicatoria en la que el poeta alaba la labor de evangelización de los indios y el desalojo de los franceses de la isla de Serigipe en Río de Janeiro. Cabe destacar que esta obra responde a las características de un poema épico-panegírico, que posiblemente fuera realizado por encargo del provincial Manuel de Nóbrega, lo cual no desmerce en absoluto su gran calidad literaria y belleza descriptiva.

De la docena de Autos que compuso entre 1561 y 1597, cinco se conocen como “piezas menores”, “poesías escenificables” o “diálogos doctrinales”. Los siete restantes, por su estructura y complejidad escénica, son verdaderos autos religiosos. Una característica fundamental del teatro de Anchieta es que en sus textos los personajes hablan en portugués, castellano y tupí. Ha dejado una herencia teatral de carácter didáctico-alegórico unido a la incorporación de elementos indígenas, lo que produce un sincretismo religioso o suma de rasgos de amas expresiones, europea y «brasileña».
Además de en latín, Anchieta compuso una gran cantidad de poesías en castellano, portugués y tupí. Con una notable capacidad para la creación poética, Anchieta utilizó esta faeceta natural al servicio de su labor de catequesis. La poesía tradicional fue una fuente inagotable de influencias en su obra. Los cancioneros tradicionales aportaban innumerables coplas que variaban entre lo religioso, amatorio, divino o satírico. Bien es cierto que la influencia fundamental provenía de poetas religiosos como fray Íñigo de Mendoza, fray Ambrosio Montesino o Gil Vicente. De cualquier manera, toda la poesía de Anchieta tenía como finalizad glosar a lo divino, de tal manera que auque las composiciones populares no tuvieran ese carácter originariamente, él las adaptaba y transformaba en poesía divina.
Significación y alcance de la obra de José de Anchieta
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Anchieta quiso aprovechar todos los medios que la literatura le ofrecía en su afán por transmitir la palabra divina a los indígenas a través de sus Autos. A esto hay que sumar el mérito de ser una de las más extraordinarias figuras de la historia de América. Su labor, su papel decisivo en el nacimiento de Brasil y la fama de santidad que adquirió le convierten en uno de los paradigmas de su tiempo. No en vano, José de Anchieta está considerado como uno de los iniciadores de la cultura brasileña.
Su vida y su obra han sido inspiración para numerosos artistas, los más célebres poetas brasileños han compuesto en su honor bellas obras, intelectuales y estudiosos se han ocupado de su obra en las diversas vertientes que abarca: maestro, gramático, poeta, naturalista, enfermero, dramaturgo, etnólogo, catequista, apostol, humanista, o ensalzando su labor como extraordinario escritor y considerándolo como el fundador de la literatura brasileña.
El caso del Padre Anchieta es singular en las letras canarias, no sólo desde la perspectiva literaria –su polilingüismo, por ejemplo– sino también por la curiosa suerte posterior de sus poesías y dramas, siempre a la sombra de su biografía espiritual y misionera. En el jesuita se produce la insólita circunstancia de que la fama del “hombre” ha silenciado al “literato” el tiempo suficiente para que la memoria histórica sólo asociara su nombre a la identidad del evangelizador y del beato y no a la del poeta y dramaturgo.
Selección de poesía castellana de
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José de Anchieta
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SAO TOME DE MIRA
¡Oh Dios infinito,
por nos humanado,
véoos tan chiquito
que estoy espantado!
Estás encerrado
en lugar estrecho,
porque en nuestro pecho
queréis ser guardado.
Hame enamorado
vuestra gracia y nombre,
pues os come el hombre
de un solo bocado.
Sois “Jesús” llamado,
perennal hartura,
vida y hermosura
y pan consagrado.
Esto ha inventado
¡oh Iesú benigno!
vuestro amor divino,
del amor forzado.
Pues sois estrechado
con tan grande aprieto,
¿quién, con tal secreto,
no será espantado?
Por eso peleo
contra mi sentido,
porque lo comido
es Dios, que no veo.
Solo en él empleo
la fe, con que vivo.
Hágome cautivo,
sin ver lo que creo.
De éste me proveo
para mi camino.
Este pan divino
harte mi deseo.
Obra Completas de José Anchieta, vol. 7 Lírica española, Sao Paulo, 1984. Poema citado por A. Millares en Biobibliografía, vol. 1, con la sigla B 8, p. 114 y recogido en José María Fornell, Aproximación a la obra literaria de José de Anchieta, pp. 76-77]
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ENAMORADOS
Desterróse el rey del cielo,
de su celestial morada,
por el grande amor y celo
de
Treinta y tres años de vida,
por su amor tuvo por nada,
sufriendo, por despedida,
cruel muerte y deshonrada.
Antes de la cruda muerte,
viéndola desconsolada.
le habló, con pecho fuerte,
como a dulce enamorada:
“No sientas mi partida.
Mas antes, si me tienes en tu pecho,
y estás conmigo unida
con amor muy estrecho,
alégrate, que al padre voy derecho.
No cause mi ausencia
algún olvido en ti, que si no quedo
contigo, por presencia,
mi cuerpo te concedo
que tengas hasta el fin, sin ningún miedo.
Esposa muy querida,
yo sólo quiero ser de ti amado,
pues muero por tu vida,
y soy crucificado
para te dar, sin fin, glorioso estado”.
“Yo juro, divino esposo,
que todo mi ser y gozo
será ser yo tu amada”
Obra Completas de José Anchieta, vol. 7 Lírica española, Sao Paulo, 1984. Poema citado por A. Millares en Biobibliografía, vol. 1, con la sigla B 14, p. 116 y recogido en José María Fornell, Aproximación a la obra literaria de José de Anchieta, pp. 81-82]
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EN EL HUERTO
Tras del río de los cedros,
el buen lesú se salía,
con pavor y gran tristeza,
a orar, como soler hacía,
en el huerto.
Postrado sobre su rostro,
ante el Padre se ponía.
Con suspiros entrañables,
estas palabras le decía
en el huerto:
“Padre mío, si mi muerte
excusar no se podía,
hágase perfectamente
tu voluntad, no la mía,”
en el huerto.
Orando prolijamente,
puesto en mortal agonía,
sudaba gotas de sangre,
que hasta la tierra corría,
en el huerto.
Mis grandes males son éstos,
¡oh buen Jesús, vida mía!
que te hacen sudar sangre,
y causan tal agonía,
en el huerto.
Prenden al manso cordero,
que a recibirlos salía.
Una soga a la garganta,
el cruel sayón le ponía
en el huerto.
Escupen su santa cara,
que en el cielo es alegría.
Atan sus sagradas manos,
que el cielo formado había,
en el huerto.
Al Verbo del Padre eterno,
hijo de la virgen pía,
de coces y bofetones
cada cual lleva porfía,
en el huerto.
Así pagas tú, sin culpas,
buen Iesú, la culpa mía,
y la que el primer padre cometió,
con osadía,
en el huerto.
Obra Completas de José Anchieta, vol. 7 Lírica española, Sao Paulo, 1984. Poema citado por A. Millares en Biobibliografía, vol. 1, con la sigla B 13, p. 115 y recogido en José María Fornell, Aproximación a la obra literaria de José de Anchieta, pp. 80-81]
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DEL NIÑO IESU Y DE SU MADRE
¿Qué se podía pegar
a tal hijo, de tal madre,
y a tal, hija de tal padre?
Del hijo.
A él de ella se pegó
carne, para se abajar,
porque el más bajo lugar
ella para si tomó.
Hoy nació
tan chiquito, y no curó
de la alteza,
que por su naturaleza
de su padre heredó.
De aquí vino
que, con grande desatino,
del amor de la bajeza,
hoy apoca su grandeza,
por mostrarnos el camino
de la humildad y pobreza.
Hoy, niñito
le vemos, tan pequeñito
que se envuelve en una faja,
y duerme en pesebre y paja,
y después, muy más chiquito,
estará en una migaja.
Tan humilde y pobrecica
puso al hijo en tal andar,
que se quisiese estrechar,
y en una sola gotica
de vino todo encerrar.
¿Qué más se pudo apretar
el Verbo del sumo Padre?
Juzga, si sabes juzgar:
¿que se podía pegar
a tal hijo, de tal madre?
De la madre.
Esta, del hijo, que es Dios,
heredé tal dignidad,
que es fuente de piedad,
derramada sobre nos,
y espejo de su bondad.
La grandeza
de su virginal pureza
todo sobra.
¿Quién pensó de ver tal obra,
como aquesta,
por la cual la vida honesta,
que era perdida, se cobra?
Sus virtudes soberanas
a ella se le pegaron,
de manera que sobraron
todas las fuerzas humanas,
y los ángeles pasaron. (117).
Obra Completas de José Anchieta, vol. 7 Lírica española, Sao Paulo, 1984. Poema citado por A. Millares en Biobibliografía, vol. 1, con la sigla B 14, p. 117 y recogido en José María Fornell, Aproximación a la obra literaria de José de Anchieta, pp. 82-84]
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