El Parque Nacional del Teide celebra en 2012 su quinto año como...
"Patrimonio Mundial de la UNESCO"

Ese olor a la retama primaveral, el baile elegante de los tajinastes movidos por el alisio, un calorcito seco veraniego y el silbido del aire invernal, solo pueden ser percibidos con la sensibilidad y el amor de quienes veneramos a nuestro Padre Teide, cuando paseamos sobre la zahorra donde confluyen esos ríos de lava adornados por enormes rocas de obsidiana. Las fotos digitales que guardamos celosamente en el disco duro del ordenador, después de una excursión dominical, solo son el recuerdo de unos encuadres bellísimos, pero huérfanos de todo lo que nuestros sentidos han podido percibir.
Echeide, hermoso gigante orográfico, se puede contemplar desde muchos lugares de nuestras islas por quienes residen en ellas o disfrutan de los paisajes como turistas. Pero sólo unos pocos tenemos la fortuna de admirar a vista de pájaro, sentados en nuestra oficina, esa enorme pirámide que nos sirve de guía desde cualquier punto del archipiélago.
Quienes tripulamos las aeronaves de Binter Canarias, asomados la ventana de nuestro despacho volante, disfrutamos del privilegio de ver a 4.000 metros de altura el cráter desde donde parten esos caminos de lava grises, negros y verdosos, esculpidos por las erupciones del volcán, que acaban confundiéndose con el azul del mar. Volar cerca de El Teide, en altitudes superiores a la de su cima, produce una sensación de paz y bienestar, a la vez que nos hace sentir como un pájaro enamorado, que en un planeo sereno y sensual, abraza apasionadamente a su amada, esa esbelta y hermosa montaña.
Quienes tripulamos las aeronaves de Binter Canarias, asomados la ventana de nuestro despacho volante, disfrutamos del privilegio de ver a 4.000 metros de altura el cráter desde donde parten esos caminos de lava grises, negros y verdosos, esculpidos por las erupciones del volcán, que acaban confundiéndose con el azul del mar. Volar cerca de El Teide, en altitudes superiores a la de su cima, produce una sensación de paz y bienestar, a la vez que nos hace sentir como un pájaro enamorado, que en un planeo sereno y sensual, abraza apasionadamente a su amada, esa esbelta y hermosa montaña.


En un giro aéreo alrededor del Pico Viejo divisamos sobre el norte de Tenerife la ciudad del Puerto de la Cruz, con unos redondeles azules que brillan cerca de San Telmo; son las piscinas (Lago Martiánez)del Parque Marítimo, diseñadas por el genial artista César Manrique, quien disfruta desde arriba de su maravillosa obra, y nos dice algo enfadado: “¡Cuánto cemento cubre ahora las antiguas plataneras del Valle de La Orotava!”.
Para tranquilizarle, viramos hacia el oeste de la isla, dejando a la derecha la zona de Masca y Santiago del Teide, todavía vírgenes y rodeadas de pinos; minutos después aparecen a nuestra izquierda Valle de Ucanca y las montañas de Guajara, coronadas por el Sombrerito de Vilaflor.

Sobre el sur nos sorprende el contraste entre los terrenos secos de piedra pómez del Médano y Arico, confundiéndose con el verdor del Valle de Güimar, que se une con Candelaria y los altos de El Rosario. Acabando nuestro pequeño viaje circular, en el área metropolitana de Santa Cruz resalta el Auditorio, ese precioso edificio blanco con cornisa en forma de pico de águila real, escoltado por dos altísimas torres gemelas. Dejamos a la derecha el macizo de Anaga, donde una frondosa laurisilva forma una alfombra de terciopelo verde, que baja desde el Pico del Inglés hasta Las Mercedes, cual pasillo de honor que conduce a la entrada de La Ciudad de La Laguna.
En homenaje al cumpleaños de El Teide como Patrimonio de la Humanidad, acabamos nuestro vuelo planeando suavemente sobre el cráter del volcán, para recitar entre el susurro de los motores estos versos: “Desde el Echeide vigía, hasta el mar que nos abraza, todo es luz y poesía.
¡No hay tierra como la mía, ni raza como mi raza!”.
Manuel Luis Ramos García (Comandante Piloto de Canarias Airlines)
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Manuel Ramos es comandante de Binter. Cuando el pasajero toma su ATR 72, en cualquier aeropuerto isleño, este hombre, enamorado de la aviación, ofrece una explicación detallada del viaje e invita a quienes lo deseen a pasar a cabina para que se empapen de la seguridad del aparato y de la pericia de sus tripulantes...
Andrés Chaves (periodista)