Pueblo de San Andrés y playa de las Teresitas - Foto: Francisco García Ramón (pulsa foto para ampliar)
Fundado a finales del siglo xv, se trata de uno de los núcleos poblacionales más antiguos de Tenerife, habiendo constituido además un municipio independiente a lo largo del siglo xix. Esto lo convierte en una de las localidades más significativas dentro del municipio capitalino, poseyendo un carácter tanto pesquero como rural, aunque es más popular su primera faceta.
Posee monumentos como la Torre de San Andrés, la iglesia parroquial o la antigua Escuela Estévez, aunque la localidad es más conocida por encontrarse en ella una de las playas más populares del municipio, "Las Teresitas", la playa más conocida y turística de la ciudad de Santa Cruz, a 7 km. del centro de la ciudad. Tiene aproximadamente un kilómetro y medio de paseo de arena dorada y fina, y esta protegida de las corrientes y oleaje por una escollera por lo que es ideal para niños. Ofrece todo tipo de equipamientos y un gran número de servicios hosteleros (restaurantes y cafeterías).
Se trata de una playa artificialmente transformada en la década de 1970 sobre otra preexistente de arena negra volcánica. La playa original, que recibía los nombres de Tras la Arena y Las Teresas, entre otros, se rellenó de arena traída del desierto del Sáhara para ampliar su extensión, construyéndose también un dique rompeolas para evitar el oleaje.
La dorada Playa de las Teresitas se extiende durante un kilómetro y medio: las palmeras se mecen ante la cálida y suave brisa y sus hermosas aguas tranquilas son ideales para darse un chapuzón y refrescarse, es considerada por muchos como una de las mejores playas del norte de Tenerife.
Asentada bajo el Macizo de Anaga, a las afueras de Santa Cruz, en el pueblo de San Andrés, esta playa cautiva la vista y relaja el alma bajo su radiante sol. Tenga en cuenta que un enclave con una reputación que le precede tiende a ser bastante concurrido, especialmente los fines de semana. Incluso siendo tan popular, la Playa de las Teresitas conserva su belleza natural y puede confundirse sin el menor género de dudas con una playa caribeña.
Además, siempre hay algo que hacer. Quizá le apetezca unirse a un partido de voleibol o participar en una clase de yoga o aeróbic, que frecuentemente se imparten en sus arenas. Las instalaciones son buenas, con numerosas sombrillas, tumbonas, duchas y una gran selección de bares y restaurantes al lado de la playa. En el Puerto deportivo se encuentra a una distancia 2,8 km
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