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Este es el momento de reflexionar y tomar acción. Momentos de crisis nos ayudan a tomar consciencia de lo pequeño que es el ser humano y la importancia de disfrutar al máximo cada día. La historia nos demuestra que la humanidad ha sido capaz de reinventarse y sobreponerse en innumerables ocasiones. ¡Éste es tu momento! ¡Que nuestros sueños nos empujen a seguir viviendo con ilusión!
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Manuel Luis Ramos Garcia - La Laguna y el Radiofaro de Lava


  • La Laguna y el Radiofaro de Lava
  • "PATRIMONIOS DE LA HUMANIDAD"

Volar entre las Islas Canarias en días de bonanza es un espectáculo bellísimo. Los paisajes que podemos divisar desde arriba nos muestran la diversidad de unos lugares distintos, pero no distantes, al estar unidos por el cielo en apenas media hora de viaje en avión. En un recorrido por los cuatro puntos cardinales, el contraste y la diversidad de la geografía canaria hacen honor a ese apelativo con el que son conocidas nuestras islas: Las Afortunadas. La Laguna, Valle Gran Rey, La Restinga, Fuencaliente, Yaiza, la Caleta del Sebo, Corralejo, Agaete, y tantos otros bellos lugares de nuestro archipiélago, que son vigilados desde arriba por el Padre Teide, orgulloso de su altura y majestuosidad y honrado desde el día 28 de Junio de 2007 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ocho años después del mismo reconocimiento hecho a la ciudad de los Adelantados. 

El volcán ha sido a lo largo de la historia un referente para los habitantes de las islas. Venerado espiritualmente por los guanches, quienes lo llamaban Echeyde, fue un recurso fundamental para la supervivencia de nuestros antepasados, quienes subían desde las medianías hasta Las Cañadas en los períodos estivales para sus labores de pastoreo. Surtidor natural de un agua clara y limpia, que desde las laderas de piedra pómez cubiertas por la nieve invernal, se filtra hacia las galerías del norte de Tenerife. Lugar turístico por excelencia, admirado por quienes han tenido la fortuna de visitar este bellísimo entorno geográfico. Y faro natural para navegantes, que marcaba el rumbo correcto para ir acercándose a las Hespérides, extremo occidental del mundo conocido hasta 1492, cuando Colón partió de La Gomera dejando atrás al volcán en erupción.

Demos un paseo por estos párrafos, que irán convirtiendo los renglones en caminos virtuales que unen las islas a través del espacio aéreo canario y que, conocidos como aerovías, no son más que autopistas dibujadas en el cielo por donde transitan las aeronaves de Binter. Así podremos apreciar la diferencia entre simplemente volar y placidamente viajar. Hoy no hará falta abrocharse el cinturón, pues el suave Alisio del nordeste, que en altura refresca el cráter del volcán, deja a las medianías despejadas y en las costas a la mar echada. Desde Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, La Palma , La Gomera y El Hierro, volaremos hacia el aeropuerto de Los Rodeos, entrada aérea a la ciudad La Laguna, hasta donde nos guiará un radiofaro de lava, coronado por un cráter que emerge del mar de nubes hasta los 12.300 pies de altura. 

De Guacimeta despegamos con rumbo noreste, divisando Arrecife a la derecha de la ruta; giramos a la izquierda para enlazar con la aerovía que nos llevará a Tenerife Norte y aparece Teguise por un lado y La Graciosa por otro, dejando la tierra de Lanzarote con una mezcla de tonos marrones, negros y grises, que resaltan los ríos de lava de los volcanes del Parque Nacional de Timanfaya. Alcanzando los catorce mil pies de altura, aparece a lo lejos sobre los altos de Candelaria y Arafo una silueta triangular, enorme, que nos indica el rumbo correcto para llegar a nuestro destino. El piloto automático se encarga de casi todo, pues tiene una confianza plena en ese radiofaro que emerge del horizonte y va creciendo al acercarnos a Nivaria.

En El Cotillo se aprecia nítidamente un atardecer mágico
En El Matorral la noche está muy clara. Una Luna llena aparece por el Este, justo enfrente del cristal de la cabina, cuando entramos en la pista iniciando el despegue hacia el norte, para luego virar un poquito a la derecha, respetando el descanso de los habitantes de Puerto Cabras; minutos después tomamos rumbo hacia el oeste, pasando entre Betancuria y El Cotillo, lugares que se reconocen por una iluminación que rompe la oscuridad de los pequeños pueblos de la zona. Al dejar Fuerteventura el mar brilla intensamente, viendo el reflejo de la Luna entre el giro de las hélices, movidas por los 2700 caballos de potencia de los motores que nos hacen volar a 500 kilómetros por hora. La claridad del cielo es tal, que a 80 millas de nuestro destino comienza a aparecer la vertiente sureste de Tenerife y en los altos de Güimar brilla algo con intensidad; son las cúpulas del astrofísico, situado a más de dos mil metros de altura, que aunque sus equipos observan diariamente al Sol, tienen tiempo para coquetear con la Luna , que esta noche se ha vestido de blanco satén.

Gando ocupa un lugar preferente entre los aeropuertos españoles por número de pasajeros. Con el medio de transporte más seguro y rápido partimos hacia Los Rodeos a bordo de la mejor aeronave diseñada para trayectos cortos, el ATR-72. Hoy hay tiempo sur y nuestro rumbo de despegue nos lleva a pasar entre Arinaga e Ingenio. Dejamos atrás Vecindario, giramos a la derecha para coger altura y a 8500 pies ponemos rumbo noroeste, volando sobre la vertical de Artenara con una vista preciosa del Roque Nublo a nuestra izquierda; las copas de los árboles del Pinar de Tamadaba, que acaba en los acantilados que coronan Agaete, nos dicen “hasta lueguito”. El Teide comienza a tener celos, pues desde su cara sureste nos ha visto disfrutar de la belleza de Tejeda; pero el noble volcán, dominador de los paisajes isleños, nos guía una vez más hacia los Montes de Anaga. Él sabe que en días de viento sur la maniobra comienza sobre El Pico del Inglés, para acabar sobrevolando Valle de Guerra y Guamasa.

El aeropuerto de La Isla Bonita dispone desde hace poco más de dos años de una nueva terminal,que dió la jubilación anticipada a esa otra que durante mucho tiempo fue admirada por los alemanes, que llegaban para disfrutar del senderismo por Los Tilos y pasear desde Fuencaliente al volcán de San Antonio, el más joven del archipiélago. Los turistas que emprendían el vuelo de vuelta a Europa admiraban aquella zona de facturación, que era como un patio de esas casas antiguas de la calle Real, con barandas de celosía y balcones canarios. El despegue desde la pista norte de Mazo nos permite contemplar la arena negra de la playa de Los Cancajos, disfrutando de la belleza de Santa Cruz de La Palma a vista de pájaro. En apenas cinco minutos aparece nuestro guía en el horizonte, que se ve majestuoso sobre la costa norte de Tenerife, con el Pico Viejo coronando a Garachico. La maniobra de aproximación a Los Rodeos nos llevará hoy a sobrevolar los Montes de La Esperanza, con una preciosa vista del gran núcleo urbano formado por La Laguna y Santa Cruz, que parecen una sola ciudad, extendiéndose desde el Valle de Aguere hasta San Andrés.

La fachada del aeropuerto de La Isla Colombina es una réplica de los pórticos laterales de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde rezó Colón antes de partir para el Nuevo Mundo. Se dice, según un chiste gomero, que se construyó así con vistas a invitar al Señor Obispo a residir allá, para “confirmar los vuelos”. Al llegar a facturar parece que estuviéramos en el interior de un jardín botánico, atendidos por una pequeña familia, donde las sonrisas comienzan al entregar el coche de alquiler y continúan hasta llegar al avión. Hoy despegamos hacia el Este, dejando bajo las alas Playa de Santiago y poco después San Sebastián por la parte izquierda. Nos sentimos pequeños ante la imagen del Teide, que parece desde aquí una prolongación del Acantilado de Los Gigantes.

En la Isla del Meridiano amanece algo más tarde que en el resto del archipiélago, obligando a aterrizar en Los Cangrejos no antes de las ocho. La tripulación desayuna compartiendo mesa con los pasajeros, en un gran salón de techos de madera. Comienza el vuelo a Tenerife con el sabor dulce de las quesadillas que nos regalan en el bar y esa amargura por dejar atrás la paz y la belleza de El Hierro,que en estos días celebra la Bajada de la Virgen. Los vecinos del Tamaduste se despiertan con el ruido intenso de los motores, que aquí tienen que dar la máxima potencia, pues la pista es corta y los acantilados de La Punta de Malpaís altos y cercanos. Hay que virar a la derecha muy pronto, dejando Echedo a la izquierda, que vigila desde arriba a los Roques de Salmor. Con rumbo noreste, Echeide aparece detrás de Valle Gran Rey, abrazando desde lo lejos al Garajonay. Sobre Alajeró podemos ver la Gomera en su total extensión, Tenerife desde Teno a Punta del Hidalgo y tras el llano de Ucanca, los montes de Guajara.

El Padre Teide, Echeide, el vigilante de las Hespérides, el guardián de los cielos de Canarias, seguirá en primavera rodeado de retamas, en verano escoltado por los tajinastes, en otoño perfumado por las coquetas violetas y en invierno abrazado por la nieve. El cráter del volcán estará a todas horas guiando a las aeronaves hacia la isla de Tenerife, mientras desde las ventanillas los pasajeros seguirán disfrutando en directo de nuestros hermosos paisajes. Dos lugares tinerfeños honrados como Patrimonio de la Humanidad, hacen que diga con orgullo: “La ciudad de La Laguna, cuna de Los Rodeos, y el radiofaro de lava, guía de nuestros vuelos”.




Manuel Luis Ramos García
Piloto de Canair

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