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Intrusos en el medio natural canario


Gallotia stehlini, una de las especies de lagartos gigantes que se encuentran en peligro en el archipiélago canario
(Foto: Juan Ramón Rodríguez Sosa).
  • "Un problema grave para las especies endémicas o autóctonas de las Islas Canarias es la proliferación de animales o plantas foráneas que compiten por el espacio, alimento, o simplemente depredan sobre las especies nativas, constituyendo este fenómeno uno de los factores más importantes en la pérdida de biodiversidad de las especies nativas canarias, tanto de flora como de fauna.;

Para empezar

Se considera a la introducción de especies exóticas como la dispersión intencionada o accidental mediante la intervención humana de cualquier organismo vivo fuera de su área de distribución históricamente conocida. Las razones que pueden llevar al hombre a esta negativa acción son de índole económica, por motivos de caza y pesca, ornamentales y culturales. Las consecuencias que pueden conllevar la introducción de especies exóticas son la proliferación de plagas y enfermedades, prelación sobre especies nativas, contaminación genética en especies nativas afines, cambios en el hábitat, así como competencias y alteraciones en la composición y estructura de las comunidades biológicas. Todo ello tiende, cuando menos, a reducir la calidad de la rica biodiversidad canaria. También hay que tener en cuenta que una vez que se ha llevado a cabo la introducción de una especie y escapar al control humano, resulta difícilmente erradicable del medio natural.

En Canarias, desde tiempos remotos, y sobre todo a partir de la conquista, se han introducido especies domesticables como cabras, cerdos, burros, aves, ovejas, muflones, arruís, gatos, perros, conejos, anfibios, reptiles, ratas, ardillas y otros mamíferos para diferentes usos humanos. Si algunas de esas especies invaden el medio natural y escapan al control humano, originan problemas tanto en la flora como en la fauna nativa, especies que presentan un destacado porcentaje de endimicidad y por tanto se encuentran amenazadas o en peligro de extinción.

Hasta la conquista de Canarias, en las islas nunca había habido herbívoros salvajes, y la flora ha evolucionado durante millones de años ajena a la acción de depredadores importantes. Es cierto que los guanches utilizaban extensivamente la cabra y la oveja, y es probable que causaran un fuerte impacto inicial sobre la flora, pero la mayor invasión de animales domésticos se produjo tras la conquista. El conejo fue tal vez uno de los primeros en llegar, y su impacto pudo ser fatal para algunas plantas. Hoy existe un equilibrio y se piensa que la depredación del conejo contribuye a dar un porte más erguido a algunas plantas, como las retamas y tagasastes.

  • "El problema, por tanto, no son las introducciones de esos animales, sino el pastoreo en determinadas zonas poseedoras de una gran riqueza botánica, unido al hecho de que muchas especies *alóctonas (*que no son originarias del lugar) se encuentran asilvestradas, fuera del control humano y produciendo efectos perjudiciales.

Ejemplos
  • · Ratas y gatos asilvestrados, los cuales depredan sobre las palomas endémicas de la laurisilva, sobre todo afectando a la paloma rabiche, puesto que esta especie puede anidar en el suelo, también depredan en las colonias de aves marinas, como las pardelas, petreles, chorlitejos, paíños, etc. Los gatos asilvestrados también depredan sobre especies de reptiles como lagartos, lisas y perenquenes, y estos felinos pueden hacer fracasar, o al menos hacer disminuir el éxito de cualquier programa de reintroducción en el medio natural de especies nativas amenazadas, como ha ocurrido con el lagarto Gigante de El Hierro. Cualquier programa de reintroducción de especies amenazadas pasa por la necesidad de eliminar las poblaciones de esos depredadores potenciales.
Arruí, especie cinegética nativa del Sahara y el Magreb
  • · Muflón, conejo y arruí, que depredan sobre la flora endémica de las cumbres de los parques nacionales de Las Cañadas del Teide y dela Calderade Taburiente, algunas de ellas en peligro de extinción, como el rosal del guanche, el retamón, el cardo de plata o la jarilla. De hecho, a partir del momento en que se prohibió el pastoreo en Las Cañadas del Teide, determinadas especies botánicas como el Tajinaste Rojo del Teide,la HierbaPajonerao el Rosalito Salvaje se han recuperado espectacularmente, no ocurriendo lo mismo con otras especies más amenazadas, hecho que es atribuible a la presencia del muflón. El conejo, además, provoca interferencias en las colonias de aves marinas. Un hecho especialmente grave fue la introducción de muflones y arrüís en las cumbres de Tenerife y enLa Palma, respectivamente, para satisfacer las aficiones cinegéticas de unas minorías, sin ningún criterio ambiental y sin percatarse u obviando las nefastas consecuencias en determinadas plantas endémicas, si bien desde hace tiempo se están haciendo esfuerzos por mantener sus poblaciones controladas.
  • · Cabras, que al poseer gran habilidad para adentrarse en lugares prácticamente inaccesibles, esquilma determinadas poblaciones vegetales amenazadas, como, por citar algunos ejemplos, sucede en el macizo de Jandía, en Fuerteventura, en de Famara, en Lanzarote, o en los de Teno y Anaga, en Tenerife, zonas que poseen gran cantidad de endemismos botánicos locales amenazados.
  • · Se han llegado a ver especies de ofidios y escorpiones en algunas zonas de las islas, abandonados por personas que las adquirían como mascotas en otros países, o producto del comercio ilegal de especies, especies, que por otra parte, suelen estar amenazadas o en peligro de extinción y son capturadas ilegalmente en sus países de origen. Si esas especies logran establecerse y reproducirse en el medio natural canario, además de pejudicar a la fauna autóctona, pueden originar un problema de salud pública debido a la posible transmisión de enfermedades en caso de mordedura o picadura.
  • La introducción de especies foráneas también puede afectar a especies más desapercibidas como, por ejemplo, a la abeja canaria que está siendo aniquilada por la introducida avispa asesina.
  • · Las especies vegetales introducidas también provocan problemas a las plantas nativas. Las repoblaciones de amplias zonas con eucaliptos o pinos insignes, especies de crecimiento rápido y que felizmente ya son historia, han desplazado y reducido extensiones de bosques potenciales de pinares canarios y bosques de laurisilva, afectando a la biodiversidad de esos ecosistemas. Un claro ejemplo lo constituye el rabo de gato, cada vez más frecuente en zonas bajas y medias de las islas, donde la especie se ve favorecida por el deterioro antrópico del ecosistema del cardonal-tabaibal para dispersarse. Otros casos de plantas foráneas son el del haragán o espumilla, planta introducida desde el otro lado del Atlántico, y los cañaverales, que habitan en inmediaciones de arroyos y zonas húmedas, fuera de cualquier control, alterando las saucedas de sauces canarios, así como el hábitat de otras especies vegetales endémicas, del sotobosque del monteverde, del fayal-brezal y del pinar mixto. Otras especies exóticas como el tojo, el eucalipto, la acacia y el pino insigne parecen más fácilmente erradicables porque ocupan extensiones más o menos concretas, aunque felizmente en el caso de los pinos insignes han sido eliminadas extensiones de esta especie de conífera foránea para ser repobladas con árboles del monteverde, como ha ocurrido en zonas del Valle de La Orotava, en Tenerife.
  • · El picudo rojo es actualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo, incluyendo la palmera canaria, provocando por lo general, la muerte de la palmera. Es un parásito originario de las regiones tropicales del Sureste Asiático y Polinesia, y comenzó su expansión hace 25 años atacando a palmeras datileras de los países del sur de Asia, Península Arábiga e Irán. Fue introducido en el norte de África a través de Egipto en el año 1993 continuando su expansión hacia los países europeos, Italia, Francia, Portugal y España, y de la misma manera que otras plagas dañinas, también está ligado a la importación de especies foráneas, en este caso de palmeras exóticas.
  • · También grave resulta el hecho de la hibridación (algo así como la pérdida de identidad genética) que pueden sufrir algunas plantas endémicas debido a la introducción de parientes próximos. Un ejemplo de este caso lo tenemos en la hibridación de nuestra querida palmera canaria y la foránea palmera datilera, fenómeno que ya se ha producido en algunas zonas de Gran Canaria.

  • La flora canaria está formada por unas 2.200 especies de plantas vasculares repartidas por las 8 islas habitadas y sus islotes. De estas 2.200 especies alrededor de unas 600 son especies endémicas de las Islas Canarias, esto supone un 27% de la flora actualmente presente en las islas. De las restantes 1.600 especies, hasta unas 800 podrían ser especies introducidas quedando en total unas 1400 especies autóctonas. lo que sube el porcentaje de endemismos de la flora original al 42%. Esta flora se distribuye según sus necesidades bioclimáticas.

Para concluir
Se debería revalorizar al conjunto de la diversa flora canaria, utilizando las plantas no amenazadas en mayor medida para jardinería local (debe ser localizada para no provocar posibles hibridaciones con otras especies del mismo género o afines que habiten en otras zonas, incluso dentro de la misma isla), en jardines botánicos, bancos de semillas, viveros, aprovechando las propiedades medicinales y aromáticas de nuestra flora autóctona, etc. Estos hechos son una importante labor de conservación, aprovechamiento y difusión en favor de la peculiar flora de estas islas. La flora endémica canaria es la mejor adaptada a las condiciones y singularidades geológicas, hidrológicas y climáticas de las Islas Canarias, tras millones de años de incesante evolución natural, y por tanto no es necesario importar planta alguna para todo aprovechamiento y comercialización que no sea agrícola.

Canarias tiene el privilegio de albergar aproximadamente la mitad de la flora endémica de todo el territorio español, y casi el 27 % de las especies vegetales que pueblan Canarias son endémicas, exclusivas de esta región, uno de los mayores porcentajes de endimicidad de Europa, pero el reducido y limitado espacio en el que tiene que sobrevivir la hace extremadamente sensible a cualquier alteración externa provocada por las actividades antropogénicas, y la proliferación de especies intrusas en el medio natural canario es una amenaza creciente.



Salvador González Escovar

Licenciado en Ciencias Físicas, Meteorología, 
Oceanografía, Geofísica y Astrofísica

 medioambienteencanarias.wordpress.com

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