
LA GOMERA, RESERVA DE LA BIOSFERA
Mira a tu alrededor. Te encuentras en un territorio muy singular. Desde la ermita de San Lorenzo se obtiene una magnífica vista de la Fortaleza de Chipude, una de las montañas más importantes de la isla. También tienes a tus pies el Barranco de Erque, un espectacular y profundo tajo que ha sido labrado por las aguas durante millones de años. En este imponente y atormentado entorno, aparecen algunos pequeños y típicos asentamientos humanos, con sus bancales adornando las empinadas laderas. El ser humano y la naturaleza se dan la mano en Orone, un territorio que, debido a sus elevados valores estéticos y culturales, ha sido merecedor de su designación como Paisaje Protegido: una de las ocho diferentes categorías que comprende la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, dirigidas a conservar el patrimonio natural y cultural del Archipiélago.
En total, La Gomera alberga nada menos que 17 espacios naturales protegidos, que cubren aproximadamente un tercio de la superficie insular. Este es uno de los argumentos más poderosos en favor de su declaración como Reserva de la Biosfera, que obtuvo el 11 de julio de 2012. Y es que la Gomera está plagada de tesoros naturales, culturales y paisajísticos. Aunque la joya de la corona es el Parque Nacional de Garajonay, que constituye la mejor muestra de Laurisilva del planeta, existen otros muchos espacios que merecen nuestra atención. Ejemplo de ello son la Reserva Natural Integral de Benchijigua, que alberga una gran cantidad de especies endémicas y amenazadas; el extraordinario paisaje del Parque Rural de Valle Gran Rey; o el enorme interés geológico, biológico y arqueológico del Monumento Natural de La Fortaleza, que tienes ante tus ojos.
UN TESORO QUE HAY QUE PROTEGER
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