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Breves apuntes históricos de La Caleta - Adeje

La Caleta huele a sal, pescado y recuerdos…
La vinculación de Adeje con el mar es una constante a lo largo de los siglos, ya desde la época aborigen, pues los primeros pobladores que se establecieron en Adeje vinieron por el mar.

Los guanches tenían una estrecha relación con el mar del que no solo extraían abundantes recursos económicos, con la practica el marisqueo y de la pesca en zonas cercanas a la costa, como lo evidencias los abundantes restos arqueológicos que se han encontrado en el litoral adejero, sino la vinculación del mar con el mundo mágico y ritual. El lugar conocido como el Humilladero, fue un importante lugar de culto prehispánico, no es por azar que fuera en este lugar, donde apareciera la imagen de la Virgen de la Encarnación. Obedeciendo este acontecimiento, a las habituales prácticas de evangelización, por parte de los conquistadores castellanos.
Por el mar también llegaron los conquistadores castellanos, convirtiéndose el reino guanche de Adeje en uno de los bandos de paces, y por el mar llegó la Virgen de la Encarnación, por el puerto conocido en principio como de la Ramada o Enramada, que mas tarde daría paso a otros puertos como el de la Caleta, uno de los más importantes en el tráfico marítimo de productos como el azúcar que iba destino a los principales puertos europeos y de personas que emigraban al continente americano.
El aprovechamiento del litoral ha sido fundamental para las clases populares, la recolección de diversas especies como los moluscos y peces fue habitual entre los aborígenes, en las épocas de penurias económicas se recurrió a una fuente de recursos como era el mar, el desplazamiento a la costra en verano no se trataba de una práctica estival de veraneo, sino que pastores y agricultores pobres, que vivían en las medianías, bajaban a las costas para así aprovechar los recursos que éstas les brindaban, no solo marisqueaban y pescaban, sino que aprovechaban diversas especies vegetales como la barrillla y la recolección de sal en los charcos, y la extracción de materiales de construcción como arena y los cantos conocidos como toscas. La cantera de San Sebastián, dio mucha tosca, que modelada por el esfuerzo de los hombres de una época que se utilizaron para la construcción de casas, salones de empaquetado y canales de riego.


A medida que estos campesinos se fueron especializando en la pesca, se establecieron de forma estable en el litoral, es el caso de la Caleta o del Puertito.

La Caleta de Juan Bernal como aparece en un mapa del siglo XVIII, debe su importancia a su puerto natural que permitió el tráfico marítimo, con la salida y entrada de los barcos que transportaban personas y productos hasta bien entrado el siglo XX. Pero la Caleta tiene un rico pasado histórico, es una zona rica en yacimientos arqueológicos y desde el siglo XVI, se convierte en el puerto de La Casa Fuerte, construyendo Pedro de Ponte un almacén y casa, desde donde exportaba azúcar e importaba esclavos. La Caleta fue objeto de incursiones piratas desde el siglo XVI hasta el XVIII, que hicieron imposible el crecimiento de la población.
Será a partir del siglo XIX cuando experimente un crecimiento importante debido a la actividad pesquera y a la introducción de cultivos de exportación, tomates y plátanos, por las grandes explotaciones agrícolas.
Según recuerdan los vecinos de la Caleta, las primeras casas se construyeron a raíz de la compra de parte de la finca de Casa Fuerte por Fyffes, que dejó que sus empleados construyeran algunas casas pagando una perra al año, así se establecieron algunos pescadores y el resto de los vecinos venían en verano desde Adeje. En aquellos tiempos las casas, eran de torta cubiertas por cañizo, había bastantes chozas de piedra seca cubiertas por aulagas y cuevas.

Al principio los vecinos de Adeje venían caminando por el camino de la Fuentita, hasta que se hizo la carretera de tierra que unía Adeje con los Cristianos, casi todo venía por el mar, en los barcos de cabotaje, como el Adeje, el Chasna, el Isora y La Greñusca, que se hizo famosa después del guerra Civil porque traía el millo lleno de gorgojos.
El muelle era utilizado para embarcar los tomates y los plátanos, y para ir a Santa Cruz tenían que trasladarse en barco, cosa que hicieron muchos adejeros para irse a Cuba o a Venezuela.
Don Fernando García era el encargado de la lonja en el muelle y se encargaba de encender el faro.

Mientras que los pescadores vivían en la Caleta todo el año dedicándose a la pesca durante la noche, sus mujeres trabajaban en los tomates. El pescado se vendía en el muelle y el que sobraba se llevaba para otros lugares como Adeje, Taucho, Tijoco, etc... En una cueva que había debajo del Morro se sacaba aceite.


La vida era bastante dura, no había agua, había que traerla desde Adeje en garrafones, hasta que vino el batallón de soldados y construyeron un pozo en el barranco del Varadero, que se llenaba con el agua de la lluvia, Don Sebastián García suministraba el agua sacándola del pozo y llenando garrafones que vendía a una peseta, cuando se terminaba Don Julio Bello traía agua en bidones en su camión.

No había luz eléctrica, así que se alumbraban con mechones, velas, quinqués y capuchinas, que hacían con latas vacías llenándolas de queroseno y con una mecha hecha con tela, para cocinar usaban aulagas, cardones, y tabaibas secas, mas tarde empezaron a utilizarse los infiernillos de petróleo.

La comida, además de lo que aprovechaban del mar, la tenían que traer de Adeje, fundamentalmente papas, gofio y fruta pasada, el pan era un lujo que duraba varios días. El transporte se hacía a la cabeza o en burros, hasta llegaron las guaguas de Gaspar Bello y Julio Bello.


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