
A Santo Domingo llegaron varias familias de apellidos como, Marrero, Morales, Vera, Mora, Amador, Correa, Acosta, Osorio, Moya, Alonso, Lorenzo y Martínez entre otros que quedaron para siempre en la isla. A partir de ese momento las oleadas de canarios se sucedieron.
Los canarios firmaban un contrato ante una persona autorizada que bien podría ser el capitán del barco, a través del cual se les daba pasaje, comida, alojamiento, ropa y un seguro. A cambio se les descontaba entre un 10 y un 20% del salario ganado.
LA EMIGRACIÓN A PUERTO RICO EN LA ÉPOCA COLONIAL |
El primer poblamiento canario de fines del siglo XVII es Río Piedras con 20 familias trasladadas por Juan Fernández Franco de Medina a cambio del Gobierno de la isla.
Entre 1720 y 1730 fueron trasladadas por la Corona financiado en parte su traslado con el pago de los pasajes por los navieros 176 familias con un total de 882 personas. Originó un cambio radical en la demografía insular. En 1729 alcanzó 4.570 habitantes y en 1750 14.027.

Esa creciente concentración posibilita la fundación en 1745 de Toa Baja, seguida en 1751 por el de la Alta. En ambos es decisiva la participación colonizadora de los canarios hasta el punto de se le da el culto a la Candelaria y se realiza, como ha pervivido hasta la actualidad ,la representación de la aparición de la Virgen a los primitivos habitantes de las islas.
Otra región en que fue notorio su influjo fue la de la costa oeste desde Aguada a Cabo Rojo. En 1729 por Mayagüez, Añasco y Rincón se establecieron también. Fundaron una ermita en Mayagüez a la Candelaria y otra en Rincón en honor a Santa Rosa.
En Añasco se dio carácter de parroquia a la vieja ermita de San Antonio Abad. Aunque no fueron llevados por la acción gubernamental, nuevos grupos se asentaron. Constituyen el factor de mayor importancia dentro de su extraordinario desarrollo. Casi se triplica en 1799, cuando alcanza las 153.232 almas.

En la primera mitad del siglo XIX nuevos aportes canarios, que darán pie a nuevas poblaciones, como Naguabo en la vertiente occidental de la isla, demostrarán el papel que jugaron en la transición del trabajo esclavo al asalariado en una isla en la que la trata esclavista nunca alcanzó los niveles de Cuba.
Los canarios se convirtieron desde la tercera década del XIX en pioneros del trabajo libre en la caña de azúcar, hasta tal punto que fue prohibida la difusión de tan exitosa experiencia.

Manuel Hernández González
Profesor Titular de Historia de América
Universidad de La Laguna – Tenerife
Universidad de La Laguna – Tenerife